Hacia comienzos de la era cristiana, en América habían surgido algunas civilizaciones notables por su nivel cultural. Ya no eran simplemente pueblos agricultores, más o menos organizados, sino estados importantes en que todas las funciones estaban reguladas. El papel de cada persona dentro de la sociedad estaba claramente establecido, como asimismo las obligaciones del trabajo y tributación, que eran vigiladas por las autoridades. La religión y un cuerpo de sacerdotes influían poderosamente en los asuntos públicos.
Las mayores civilizaciones americanas fueron tres ubicadas a lo largo del continente desde Norteamérica hasta el Área Andina.